El universo de Alexander Calder reunido en Teatro de Encuentros, en Fundación Proa
Una
gigantografía en blanco y negro de 1929 recibe al público a punto de ingresar a
la sala de Fundación Proa. La figura de Alexander Calder (1898-1976), el
norteamericano que fue reconocido como el inventor del móvil, sosteniendo y
contemplando una de sus creaciones, oficia de telón y cubre la puesta en escena
que aguarda dentro. El universo Calder está listo para que empiece la función.
Sus dibujos de animales, las esculturas de alambre, las pinturas abstractas y
los móviles, esas esculturas de chapa y alambre de colores vibrantes y formas
cambiantes, están dispuestos en impecable curaduría para ser contemplados por
el público.
El
ingeniero que no buscaba ser artista, sino que simplemente lo llevaba en la
sangre, a los 25 años se inscribió en una escuela de arte de Nueva York. Luego,
su primer trabajo sirvió de puntapié inicial para la temática que más lo cautivaría:
el circo. Realizaba bocetos de diferentes escenas y así llegó a crear su propio
circo en miniatura a partir de materiales reciclados como cables, alambres,
telas y madera. El Cirque Calder era
manejado por él mismo: cual titiritero, dirigía la función que lo hizo recorrer
en más de una ocasión París y Nueva York. Sus performances duraban casi dos
horas y eran muy elaboradas y detallistas.
Más
adelante vino el turno del arte abstracto. Visitar el taller de Piet Mondrian
lo impulsó a crear varias pinturas siguiendo el estilo geométrico y la paleta
de colores primarios. Sin embargo, tres semanas de dedicarse exclusivamente a
ello le bastaron para darse cuenta de que lo suyo era la escultura, el relieve,
el movimiento. Fue entonces cuando inició el largo camino de los móviles y stábiles. Los móviles, figuras abstractas suspendidas
en el aire que comenzaron siendo cinéticos y con el tiempo también supieron
menearse con la fuerza del viento. Los stábiles
eran grandes figuras planas, de chapa, tridimensionales, pero, como su nombre
lo indica, sin movimiento.
En
la exhibición, que podrá verse hasta el 13 de enero del 2019, se agrupan casi
sesenta obras que abarcan seis décadas diversamente creativas de Calder. Las
mismas recuperan la idea de teatro, de escena a partir del registro de dibujos,
pinturas, esculturas, videos y hasta joyas de su producción. La curaduría, a cargo de Sandra Antelo-Suárez,
dispone en las cuatro salas de la Fundación Proa un juego de colores y sombras
como de movimiento y de quietud. Hay una puesta en escena encarnada en las
piezas espectáculos bien definida que va guiando al espectador por esa obra
total, por ese teatro de encuentros.
¿Cuándo?
De martes a domingo, de 11 a 19hs. ¿Dónde? En Av. Pedro de Mendoza 1929.
Foto: Fundación Proa
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