Desfile Kasimir Malevich

Desfile Kasimir Malevich, Cátedra Saltzman de Diseño de Indumentaria de la Fadu - UBA en Fundación Proa. 


Entre el público común, rostros maquillados geométricamente se vislumbran por entre las distintas salas del museo. Un grupo de chicas y chicos se deslizan por la escalera que linda el primer piso con el segundo. Esperan indicaciones. Avanzan. El frenesí de los organizadores demuestra que algo grande se avecina y no es precisamente la muestra suprematista de lo que hablan.
La pasarela ya está emplazada, el recorrido señalizado y de a poco la multitud se amontona sobre la avenida Pedro de Mendoza, con el riachuelo de fondo y las pintorescas paredes de colores a los costados. La música electrónica comienza y el desfile arranca.

Prototipos elastizados de estampados que retoman los principios formales del suprematismo abren el Desfile Kasimir Malevich, organizado por la cátedra Saltzman de Diseño de Indumentaria de la UBA. Los colores puros invaden cada línea de los géneros a modo de tatuajes. Los plegados y las superposiciones se funden provocando liviandad y profundidad. Las composiciones geométricas, aplicadas tanto en vestidos como en medias, camisas, sacos y mamelucos, inundan cada paso por la pasarela, mientras que los mutables (experimentos textiles cinéticos en gran escala que conjugan diversos materiales, colores, texturas y volúmenes) se posan en los ventanales de la Fundación Proa para luego bajar y reptar por la pasarela y la calle.



Fotos: Martín von Brocke

Entender la hibridación que se visibiliza en las prendas propuestas por la cátedra a partir de la combinación de vestidos sobre calzas estampadas, las medias bicolores o las tres cuartos sobre enterizas y las prendas sobre prendas, sería ver una sola pata de la cuestión. Dejaría afuera la concepción artística de lo híbrido como concepto-clave, como mecanismo que propicia la creación mediante cruzamientos, préstamos o apropiaciones entre distintos registros y procesos de creación. Así, el gesto que propone Saltzman avanza hacia un híbrido tanto en su aspecto formal como en el temático. Las preguntas acerca de la representatividad de las formas en la pintura son retomadas también en el diseño de indumentaria.
Casi un siglo antes, Dalí se reuniría en uno de los talleres de Elsa Schiaparelli y juntos crearían estampados surrealistas para lanzar la colección de 1937. Años más tarde, la diseñadora italiana retomaría el estilo cubista al imprimir en sus géneros artículos de periódico. De una u otra forma, el fenómeno se repite. En este caso son los alumnos de la Universidad de Buenos Aires quienes se inspiran en el arte del ruso creador del suprematismo, movimiento de vanguardia que ocupa, hasta noviembre, las amplias salas de Proa. Estudiaron su ejercicio plástico, sus posibilidades, y lo reformularon, al igual que Schiaparelli, en telas y modelos. Crearon así, una colección digna de contemplación y placer.  







En sintonía con las vanguardias históricas, el diseño de la universidad pública se proclama autorreferencial y problematiza acerca de las infinitas aristas que refleja la escena de la moda actual. Por un lado, la cuestión de la sustentabilidad en relación a la materiales de las prendas. Por el otro, la posibilidad artística que día a día late con mayor intensidad en la industria fashion.  Los prototipos hechos a partir de materiales de consumo plásticos como pueden ser tapitas de bebidas, filtros de café, negativos, bolsas de papas y demás, constituyeron la materia prima de una parte de la propuesta. El guiño con las artes visuales recayó en los tres aspectos fundamentales de la puesta en escena performática de los desfiles de moda.

Retóricamente se emplazó el desfile en la explanada de un museo, temáticamente se problematizó acerca de las posibilidades de uno de los movimientos más influyentes en la historia del arte y, enuciativamente, se apeló al público brindándole un escenario digno de otras ciudades del mundo, como Londres o París. Sólo que acá, en pleno barrio de La Boca. Rodeados de familiares, estudiantes, profesores, blogueros y hasta diseñadores top como Jean Paul Gaultier, que al igual que los demás, no quiso perderse la vanguardia actual del diseño de moda argentino. 

Foto: Martín von Brocke

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