Los Desfiles Performáticos
El
fenómeno social desfile de moda data de finales del siglo XIX. En sus
principios, el único objetivo radicaba en la necesidad de mostrar las prendas
confeccionadas con la posibilidad de que fueran contempladas por una selecta
clientela, que luego compraría las piezas. Si bien el formato fue mutando y
ampliando el espectro de posibilidades, desde 1860 hasta la actualidad podemos
decir que su principal directriz no se modificó: mostrar piezas de diseño. Sin
embargo, no es sólo eso lo que lo definiría hoy en día.
En
este experimento comunicativo, el lugar del enunciador fue consolidado como
pieza fundacional, que como todo acto de comunicación necesita de su
significante, las prendas, y fundamentalmente de su receptor, el público. Pero
a su vez, hay actores secundarios que completan la puesta en escena y que se
suman a la tríada compuesta por el diseñador, su colección y el público: el
lugar de emplazamiento, el sonido y la escenografía.
Basta
con observar algunos ejemplos, sobre todo a partir de finales del siglo pasado,
para darse cuenta de que el discurso desfile se reconfigura constantemente. No
se volvió obsoleto. Por el contrario, se refugió en el arte y adoptó prácticas
de las artes visuales, en particular las de la performance, para resignificar
su proceso de producción. Así, aparecieron los desfiles de moda rupturistas, en
los que el diseñador -en analogía con el artista visual- goza de una libertad
de experimentación y de un poder para atravesar fronteras que le posibilitan
nuevas formas de dar vida a conceptos, en este caso, de moda.
Si
bien podría percibirse una clara intención comercial y una pujante necesidad
por captar más atención del público, es imposible dejar de lado el factor
creativo y experimental de los desfiles que tomaron protagonismo a partir de
1990. A partir de la irrupción de diseñadores como Alexander McQueen, John
Galliano y más tarde Hussein Chalayan, no sólo se generó un marcado estilo de
autor, sino que también se le abrieron las puertas a quienes continuaron con
esta elección de crear una presentación de moda haciendo foco en el concepto o
la idea a dar a conocer y corriendo de lado su objeto más preciado, las prendas
diseñadas.
Es
a partir de los nuevos formatos de desfiles y de la variedad de opciones para
presentar las distintas temporadas que se evidencia una corriente de
diseñadores que abrió el juego hacia nuevas formas de hacer, habilitando otro
tipo de planteamientos o teorizaciones dentro y fuera de su ámbito de
realización. Las puestas en escena convencionales son trascendidas para
evidenciar que ese pequeño recorte dentro del abismal sistema de la moda deja
de ser un objeto funcional carente de sentido o una herramienta comercial. De
algún modo, el diseñador, a través del desfile, apela al público desde otro
ángulo, con una propuesta performática, conceptual, artística.
Con
el fin de analizar tales cambios en el desfile y sus cruces con la
performance, se planteará una serie de
ejes que aparecen, de una u otra forma, en cada una de las unidades de mi
corpus y que, a su vez, se relacionan directamente con las características de
la performance. Si bien la operatoria de los ejes no se da del mismo modo en
cada uno de los desfiles, considero que mantienen un constante diálogo entre
ambas disciplinas. Por tal motivo, resulta necesario analizar las gramáticas de
producción que operaron sobre los distintos objetos de mi estudio.
Para
ello, propongo distinguir algunas variables a atender: primero, las diferentes
tipologías que enmarcan a los desfiles de moda; segundo, la puesta en escena y
todos los componentes que de ella se desprenden, como el lugar de
emplazamiento, la escenografía, la música, la iluminación y el lugar donde se
ubican la pasarela y el público; tercero, el cuerpo, elemento constitutivo del
sentido y soporte comunicacional de cada uno de los desfiles analizados; cuarto
y último, el efecto sorpresa, que a modo de consecuencia, invade a los
espectadores y los corre de la mera contemplación.
Ahora
bien, resulta necesario definir, a grandes rasgos, ya que es bien conocido, el
género performance. En el ámbito académico se lo menciona como una ruptura
legitimada dentro de la historia del arte. La performance, caracterizada por un
importante factor de improvisación que suscita sorpresa, provocación o asombro
en el espectador, irrumpe en la escena artística habilitando un arte del cual
el material es el concepto. La describen como un lugar de ruptura con respecto
a la lógica relacional de las partes que la componen: artistas, público,
emplazamiento o autor. En ese sentido, se la refiere como anti-académica,
haciendo mención al quiebre de las convenciones del arte establecido y de los
ámbitos de legitimación.
A
su vez, según Roselle Goldberg (2002), sus materiales dejan de ser los
tradicionales
-el lienzo, el pincel o cincel- para experimentar en el propio cuerpo la experiencia del tiempo y el espacio. Rodrigo Alonso (2005) la resalta como proceso que permite explorar una nueva sensorialidad, buscando generar nuevas experiencias en el espectador con el fin de sorprenderlo, transformar su entorno o llevarlo a vivir situaciones menos acartonadas o alienadas.
-el lienzo, el pincel o cincel- para experimentar en el propio cuerpo la experiencia del tiempo y el espacio. Rodrigo Alonso (2005) la resalta como proceso que permite explorar una nueva sensorialidad, buscando generar nuevas experiencias en el espectador con el fin de sorprenderlo, transformar su entorno o llevarlo a vivir situaciones menos acartonadas o alienadas.
Los
ejes mencionados aparecerían de uno u otro modo en los desfiles citados; por caso,
en el ejemplo de Chalayan (desfile colección otoño invierno, 2000) se puede
encontrar tanto el aspecto espacial de emplazar a los desfiles en escenarios
fuera de lo común como el carácter conceptual de dar a conocer la idea de una
colección sin siquiera mostrar el objeto a comercializar. En las antípodas del
convencional desfile de moda, aparecen los creados por Galliano (desfile
colección primavera-verano 1996) o McQueen, (desfile colección primavera-verano
2004) para celebrar una nueva puesta en escena y romper con lo anterior. Surge
una necesidad de modificar y trascender los límites impuestos por el campo de
la moda y, en especial, el de los desfiles.
Tal
decisión me resulta significativa, ya que sugeriría una crítica a los ámbitos
de legitimación y un cuestionamiento de las normas o los cánones. A su vez, los
diseñadores exploran prácticas artísticas y provocan nuevas formas y tipologías
que llevan a percibir el cuerpo de otro modo, cruzan límites y generan un
factor sorpresa propio de la performance. La narratividad atraviesa no sólo la
colección sino también cada detalle de la puesta en escena, dejando en evidencia
que la teoría aplicada a la performance coincide en varios puntos con los lineamientos
generales que proponen estos desfiles de moda rupturistas.
Volviendo
al análisis de mi objeto de estudio y retomando las variables propuestas para
abordarlo, enumeraré las que considero más significativas a la hora de
ejemplificar los componentes performáticos que encuentro en los desfiles del
corpus, y así poder justificar, en un principio, la teoría con respecto al
carácter artístico de determinados desfiles de moda. En primer lugar, me
referiré a las distintas tipologías que transforman la tradicional concepción
de desfile para dar lugar a los teatrales, conceptuales, performáticos o
artísticos. El último podría aplicarse al desfile de McQueen, ya que a antes de
cualquier análisis, es una transposición de la película They shoot horses, dodn´t they?, de Sydney Pollack.
En
el caso de Hussein Chalayan aparece una yuxtaposición de tipologías. Por un
lado, su desfile podría definirse como conceptual, ya que se alza por completo
en pos de recrear sus experiencias personales-en esta ocasión tematiza la
realidad de los refugiados de guerra que necesitan migrar con lo puesto hacia
otro país. A su vez, la tipología teatral encajaría a la perfección teniendo en
cuenta el lugar de emplazamiento: un teatro; y el público que yace sentado en
butacas de frente al escenario por donde las modelos van y vienen sobre un
recorrido circular. Por último, lo performático también resulta pertinente, ya
que hacia el final de su puesta en escena, una modelo, lejos de desfilar
erguidamente mostrando una de las prendas a venderse, transforma parte de la
escenografía, un mobiliario de living, en prendas y se las pone sobre sí misma.
En
segundo lugar, y con respecto a la puesta en escena, citaría los lugares de
emplazamiento de los desfiles, ya que en las últimas décadas fueron sinónimos
de vanguardia y auguraron éxito a cada colección que se exhibía en ámbitos por
fuera de los tradicionales ateliers,
hoteles o centros de convenciones. Aparecen teatros, edificios históricos,
museos o locaciones naturales para enmarcar el evento en cuestión. No son
elegidos al azar, son parte de un todo que recrea la idea del diseñador e
invita a los espectadores a ser parte de él. Tal es el caso del desfile de
Galliano, realizado en el Theatre de
ChampsElysees.
Ahí,
Galliano hace uso de los dos escenarios no sólo para marcar el recorrido de las
modelos sino también para localizar al público. Provoca así, que los espectadores
formen parte de la escenografía y estén al mismo nivel que las modelos,
completando la puesta en escena. La música en vivo está a cargo de un DJ y las luces acompañan cada movimiento
de las modelos, jerarquizando sus deslizamientos y las intervenciones de los
actores que, al igual que las protagonistas, fluyen por esta nueva forma de la
pasarela. Nueva forma porque se percibe un cambio en la tradicional pasarela
rectangular con el público al costado y los fotógrafos al final. Se adoptan
escenarios que promueven diferentes recorridos, generando sobre todo una
espacialidad opuesta a la convencional estipulada para el público.
En
este sentido, el público, pieza fundamental del desfile, explora cambios en los
modos de recepción habitual y tradicional. Tomando el ejemplo anterior, el
espectador forma parte de la puesta en escena. Ya sea porque las modelos lo
rozan al deambular por los escenarios, o incluso porque interactúan
directamente con ellos, por ejemplo, al sentarse al lado o hasta arriba de los
espectadores (desfile Galliano). El público, que en los desfiles convencionales
sólo se limitaba a contemplar la colección sentado al costado de la pasarela,
en los casos señalados, lejos de mantener esa actitud pasiva, forma parte de la
puesta en escena y la completa.
Otra
variable a tomar en cuenta es el cuerpo, que a simple vista deja de ser un mero
soporte de las prendas para convertirse en principal estructura y constitutivo
del sentido del desfile. Los cuerpos, a lo largo de todo el corpus, se ven
guionados, portadores de consignas más relacionadas con la teatralización que
con mostrar los objetos a comercializar. Se percibe un corrimiento del factor
clásico del mostrarse o mostrar algo para actuar y dar a entender una idea o
concepto que va más allá. En relación con la función del cuerpo en las
performances, noto que el cuerpo de las modelos, al igual que el de los actores
o bailarines que también participan de los desfiles, se construye como soporte
comunicacional de la historia que el diseñador quiere dar a conocer.
Ejemplo
de lo recién mencionado es el desfile de McQueen. En sus tres actos, divididos
por un cambio de música y un apagón de luces, se ven a modelos que en ningún
momento desfilan de forma erguida, trazando un recorrido lineal, ni tampoco
miran hacia el final de la pasarela. De hecho, no hay pasarela. Al tratarse de
un salón de baile, las modelos se ubican en el centro, y a los costados el
público se localiza al mismo nivel que ellas. En el primer acto, aparecen con
bailarines y danzan al son de la música. En el segundo acto, la suerte de
pasarela simula una pista de carrera que es construida a partir de la
iluminación y es por donde las modelos se deslizan junto con sus partenairs, los bailarines. En el tercer
acto, las modelos finalmente actúan ese cansancio propio de la carrera y el
trajín de la competencia. Se muestran cuerpos deslizándose lentamente, casi
reptando.
Asimismo,
y en relación con la elección de explorar con los cuerpos diferentes
posibilidades de expresión, aparece el estilo de autor, eje que considero
pertinente desarrollar ya que podría considerárselo análogo a la figura del
artista. Estos nuevos diseñadores que se animan a salir de lo convencional y
crean nuevas tipologías, delimitan un estricto sentido del diseño y del arte que
plasman en cada presentación. Están los que buscan acompañar los cambios
coyunturales y se aggiornan a los
avances tecnológicos y a las tendencias cada vez más artísticas de la puesta en
escena: Galliano. Y hay otros, como Hussein Chalayan o Alexander McQueen, que
colección tras colección aportan su cuota de vanguardismo en cada pasarela.
Son
estos diseñadores los que generan en el público una expectativa cada vez mayor
a la hora de asistir a sus eventos. Si bien hay un sector de la crítica y del
público que no comulga con esas prácticas más artísticas, el factor sorpresa a
partir del quiebre en la normativa genera una modificación en la experiencia de
los espectadores, provocando diversas reacciones. Los límites se exploran y se
trascienden en pos de establecer con absoluta soberanía un cambio, una
trasformación, desde el seno de la práctica misma hasta cada uno de sus
componentes. Porque si bien el ya mencionado estilo de autor es concreto,
también hay un efecto de no previsibilidad que toma lugar en determinados
desfiles.
Por
último, y a modo de conclusión, al igual que en la performance y en su búsqueda
por transcender los límites estipulados, la necesidad de causar una sensación
de desajuste contextual en el público y provocarle un impacto inmediato
despertando diferentes reacciones, están los desfiles rupturistas que capturan
la atención de los espectadores con algo inesperado, conmoviendo la
cotidianeidad del desfile y habilitando un sinfín de posibilidades a la hora de
mostrar una colección. Son piezas que constantemente transitan los delicados
límites entre lo artístico y lo extra-artístico y producen un quiebre en la
normativa, transcendiéndola y estableciendo una transformación en la práctica
del desfile.
Fotografías de los desfiles citados y registro de las performances de Vanessa Beecroft: http://www.vanessabeecroft.com/
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