¿Quién es esa chica?
Vestida
con pantacourt lila y remera blanca con la inscripción te mataré en nombre de la luna, Flavia Da Rin (1978) inauguró su
muestra en el Moderno. Pero la referencia a Sailor Moon no terminó sólo en su
look, la inspiración manga es condición de producción de su vistosa obra. ¿Quién es esa chica? es la primera
retrospectiva de la artista. Veinte años de trabajo son condensados en el
segundo piso del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Las paredes pintadas en
colores estridentes para la ocasión sostienen 250 impresiones de una artista
que tematiza sobre cuestiones que actualizan la bipolaridad entre la personalidad y el
estereotipo, entre lo propio y lo universal, entre lo real y lo virtual y lo
plasma en imágenes manipuladas y retocadas una y mil veces con photoshop.
Da Rin “es la directora, la escenógrafa y la
montajista de su propio trabajo. Aunque recurre a la ficción y modifica su
imagen hasta quedar muchas veces irreconocible, su obra es fuertemente
autobiográfica: en ella recorre emociones y reflexiones que la acompañan en
distintos momentos de su vida” sostiene la curadora, Laura Hakel al
describir su hacer. A su vez también se destaca en la artista esa capacidad
premonitoria de crear lo que luego devendría en el formato de fotografía selfie y lo que esto implica: el uso y
abuso de filtros, capas e infinitos recursos para modificar el aspecto físico y
moldearlo a gusto y piacere de cada uno.
La artista se especializó en pintura en la
Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. En sus comienzos, el
acercamiento a la fotografía se dio de forma autodidacta, de pura exploración.
A partir de 2001 participó del taller y clínica de obra de Diana Aisenberg y en
2003-2005 con Guillermo Kuitca. Sus influencias son el manga y la estética
trash pop y a partir de esas formas fue creando una serie de trabajos que
tematizan sobre lo femenino como modelo de consumo exacerbado, y sobre el
mundillo del arte, sus procesos creativos, su circulación y su difusión.
La muestra
no está dispuesta de forma cronológica, sino que propone un acercamiento a
partir de lo temático de cada una de sus series. La primera sala, la azul
propone una fiesta para sacudirse al terror del mundo, reflexiona sobre el
ambiente del arte, sus personajes, sus celebraciones, sus fiestas avasallantes.
Ahí las imágenes, realizadas en 2011, son invadidas por personajes que se
tornan casi siniestros.
La
segunda sala reúne una de las primeras series trabajas por Da Rin, ahí explora
las posibilidades del autorretrato y con photoshop modifica su imagen. Comienza una reflexión y búsqueda por la
imagen donde se representa lo femenino como modelo de consumo masivo. Las obras
fueron realizadas en el período que va de 2003 a 2005. La próxima serie, “El
misterio del niño muerto” de 2009, es considerada una obra clave en su carrera.
En
ella encarna a todos los personajes de un funeral para tematizar sobre la
muerte simbólica de la obra de arte una vez que sale del taller y forma parte
del circuito comercial de museos y galerías de arte. Ahí detendrá su mirada en
lo que implica el proceso creativo del artista, la etapa de producción y el
ritual de la exposición. El niño, según Da Rin es como la potencialidad de la
obra antes de entrar al mercado del arte y su potencialidad de ser algo diferente
cuantas veces sea posible, que luego, al estar expuesta, se cristaliza y se
agota en sí misma. Esta serie fue expuesta en la Galería Ruth Benzacar.
En 2013 la artista
viaja a Berlín y ahí nacerá “Terpsícore entreguerras”, de 2014. Le llaman la atención determinadas bailarinas del periodo de entreguerras,
como por ejemplo Martha Graham, y recrea
fotografías documentales de bailarinas vanguardistas que revolucionaron el
lenguaje del cuerpo pero que no fueron tenidas en cuenta a la hora de escribir
la historia del arte. A la artista le interesa cómo estás mujeres quedan por
fuera del relato canónico y luego terminan siendo la real semilla de lo que es
el arte contemporáneo, por eso las reivindica en su obra, haciendo hincapié en
una mirada hacia la historia de la fotografía. Así además de poner en valor y
completar posibles relatos manipulando la historia del arte, articula nuevas
conversaciones entre las bailarinas y ella misma.
Sus obras
además de ser fuertemente referenciales, tratan de emociones encarnadas en
diferentes rostros y momentos. Será así que sus últimas series la muestran en
su rol de madre, evidenciando un poco esa característica de fortaleza y
capacidad que tienen las mujeres, las madres. Ahí se la verá en fotografías en
blanco y negro, destacando la poética maternal. En un estilo antagónico, fotos
en amarillos y verdes saturados donde incursiona en el collage, tematiza sobre
la posibilidad de amar amamantando, dando la teta, esa teta que no sólo es puro
amor, sino también mirada, protección y
contención. Ahí los ojos se apoderan de todas las imágenes al igual que los
ojos de una madre, que mira todo a su alrededor con amor.
La última obra de la artista fue
producida especialmente para la retrospectiva en el Moderno. Es una
actualización del gran tema de la customización virtual y el acostumbramiento a
eso. En ésta gigantografía la artista suma una veta más a su oficio: el diseño
y confección de vestuario. Con la ayuda de una amiga para bocetar y aprender a
usar la máquina de coser, Da Rin, fiel a sí misma, realizó cada componente de
la puesta en escena del mural que engalana la exquisita muestra que podrá verse
hasta principios de octubre en el Museo de arte Moderno de Buenos Aires.
Comentarios
Publicar un comentario